Decálogo de soledades

I
Cual burbujas atrapadas entre ropas de lavandería
Rezamos llorosos los jabonosos ciegos
Por preservar nuestra amurallada soledad de filósofo idealista.

II
Instrucciones para mantener el silencio:
Con tinta invisible
Ataca mis hojas taciturnas
Sella cada una dentro de un sobre
Y recoge un piolín del piso.
Con él ata tu bonche de cartas
Colócalo bajo nuestro teléfono roto
Y espera el ring ring
De mi epistolar llamado.

III
La poesía es, a veces, la sirena de un solipsista pidiendo auxilio a mil voces.

IV
Mujer ideal:
La cintura de una Barbie
La agudeza de Sor Juana
La libertad de Frida
La sonrisa de Remedios
Los piecitos de Cenicienta
…
Mejor pídeme la luna
O destiérrame a una isla desierta.

V
Tú y yo somos un oxímoron
Cada uno en una esquina del cuaderno.

VI
Tal vez sólo seas una gota de tinta derramada que, por un azaroso metagoge de mi pluma, cobró vida; la mía.

VII
Apocalipsis del lenguaje.
Y se corrompió la tierra delante de ella
Y estaba la tierra llena de falsía
Y apócrifos poetas salían por el mundo
Y vi una metáfora caer del cielo a la tierra
Y le fue dada la llave del abismo
Y con ella abrió el abismo
Y subió tinta como chorros de bilis negra
Y la bilis inundó la tierra
Y de sus ríos nacieron metáforas
Ejércitos de metáforas con poder de escorpión

Y se les ordenó que no dañasen
A los albañiles ni a los carpinteros
A los conductores ni a los ingenieros
A las enfermeras ni a las teiboleras
A las camaristas ni a las cocineras
Sino sólo a aquellos que comerciaban con la palabra
Haciendo por su avaricia
Mercadería de palabras fingidas
Atormentándoles con espada y aguijón
Mas no tocando la hierba de sus campos
Ni el caldo de sus sopas
Ni el oro de sus vestiduras

Y rebelión se asomó entre las legiones
Y hubo maldad entre ellas
Y deseo de riquezas
Y desobedeciendo a su creadora
Saquearon los campos
Vaciaron las ollas
Rasgaron las ropas
Para descansar sobre los pastos
Saciar su epigástrica gula
Y vestir con diademas y adornos

Y la lujuria se apoderó de ellas
Y olvidaron el propósito de su creación
Y mientras los hombres
Políticos, sacerdotes, falsos poetas
Buscaban la muerte
Se revolcaban ellas con sus mujeres
Esposas, hermanas y madres
Y de sus vaginas y sus matrices
Surgió una nueva simiente
Bestias de siete cabezas

Polisémicas
Con colmillos que devoran
Destrozaron los vientres de sus progenitoras
Arrancaron las raíces de la vida
Blasfemaron contra el verbo
Saquearon al mundo y sus abecedarios
Quemaron las piernas de las vocales
Bebieron la leche de los sintagmas
Ultrajaron a sus hermanas
Se burlaron de las faltas de ortografía
Se disgregaron en letras, líneas y puntos
Sin significado ni potestad divina

Y al estrépito de los ruegos
De la anáfora y la paradoja
La onomatopeya y la paronomasia;
Calíope y Euterpe, Erato y Polimnia
Bajaron desde los montes vestidas de sol
Y de sus bocas arrojaron serpientes
Que comieron las carnes de los engendros
Y limpiaron la faz de la tierra
Y ardieron las ciudades y los pueblos
Y con ellos las consonantes y los diptongos
Las graves, las agudas, las esdrújulas
Fueron las últimas en silenciar su acento.

Y la Diosa Poesía reinó
Por mil años en un mutis
Hasta que vio la luz un nuevo lenguaje
Digno y verdadero, impoluto y sin mancilla
En donde sustantivo y verbo eran en el principio
Sustantivo y verbo, verbo y sustantivo
Hombre y flor, piedra y madre
Daban alabanza a su naturaleza
Y la voz era acción, y el adjetivo, sujeto
Todos ellos, los dos, hablaban, actuaban, eran, uno mismo.

VIII
PQRST por mí.
Titirimundi travesándome tan tristitita
Sollozandita so sola solita stoy
Rabieta recostada requietecita
Queriendo quedar queno quererte
Pa’ perder pamplinas pantasiosas pesperanzas pantontas.

IX
Ya te diste cuenta que traigo el alma hecha la casa de Tócame Roque y lo único que puedo ofrecerte es mi mesticia.

X
La soledad.
Un noticiero con raiting menos veintitrés. Un comediante que se debe lanzar sus propios tomatazos. Un monosílabo. Un sí. Un no. Una cuchara sin tenedor. Trevi sin Andrade. El pesebre sin el niño. Pop star sin playback. La doncella que nunca falta a la cita en tu cama. Pan sin leche. Nuestras tazas sin azúcar. Un billete sin valor. Dos tetas apuntando en distintas direcciones. Los pétalos caídos de una flor. Una niña sobria, llorando. Yo.