Algo así como una continuación de la economía sensorial. Textito meramente educativo, hice lo posible por no meterle mis complicadas opiniones heterodoxas. Va:
La belleza se presenta por primera vez como una preocupación central en el arte con los griegos; a pesar de su aparición en los diseños geométricos del arte abstracto neolítico, es con la filosofía platónica con la que se inaugura el problema de la belleza. “Lo bello es difícil”, concluye Platón en su Hipias y, aunque esto es cierto, nos puede parecer extraño que ese sea el resultado final de una extensa y profunda reflexión; entonces es posible encontrar en su pensamiento a la belleza como un carácter general que aparece en todas las cosas y es común a todas ellas, presentándose de una manera dual: por un lado tiene una cara sensible, es proporción, orden, medida y armonía, una idea resultante de la influencia de los pitagóricos. En su faceta trascendental e idealista, la belleza es una dadora de unidad, un requisito fundamental para la existencia humana.
Esta idea fue desarrollada por Plotino en el siglo III y tendría una enorme importancia en el pensamiento medieval y la teoría de la luz, basada en la metáfora de una belleza que trasluce en los cuerpos sensibles, un Uno que irradia sobre las cosas, las cuales serán mucho más bellas cuanto más cercanas estén y participen de la emanación.
Aristóteles considera la belleza como un valor en sí mismo aceptando la tradición pitagórica de la proporción. Una palabra clave en su concepción es la de agrado, pues es para él un referente muy importante para considerar bello a algo. Sólo de áquello que tiene una magnitud clara y definida, y puede ser aprehendido por los sentidos se puede predicar belleza.
En la Edad Media es la teología y no la estética la que nos ofrece un marco de reflexión acerca de esta materia, así encontramos en San Agustín a la hermosura como “La armonía de las partes acompañada de cierta suavidad de color”, pero, ¿de dónde surge ésta armonía? Un texto agustiniano nos habla de tres rasgos fundamentales: La moderación, la forma y el orden, “Allí donde se encuentran estas tres cualidades en alto grado, —nos dice— hay grandes bienes; donde son pequeñas, hay bienes pequeños; donde faltan, no hay ningún bien”.
El problema de la belleza fue abarcado por muchos teóricos más: clérigos, arquitectos, artistas y, más recientemente, científicos; durante mucho tiempo estas dos concepciones —la belleza como idea trascendental o como armonía y proporción— permearon el pensamiento filosófico y es hasta el siglo XVIII, cuando se comienza a hablar de la crisis de la belleza, la cual se ve desplazada por otras categorías como lo sublime, lo pintoresco, terrorífico patético, etcétera. En las pinturas de Francisco Goya, William Blake o la literatura de Francois Rabelais encontramos rasgos distintos a la belleza que, sin embargo, nos atraen.
Poco a poco y más tarde de una manera acelerada —con los vanguardistas de inicios del siglo XX— se volverá a una búsqueda de la antigua vitalidad en el arte. Un ejemplo muy claro de ello son los futuristas, quienes buscaban —a través de su pintura y escultura— captar el movimiento y la velocidad, transmitiendo una sensación de dinamismo; también el grupo japonés Gutai, conformado por artistas como Morimura, Shiraga y Yoshihara, quienes participaban en performances y happennigs en los que se ponía a prueba la resistencia del cuerpo.
El arte contemporáneo se ve casi necesariamente polarizado hacia alguno de estos dos extremos: es muy difícil encontrar artistas en cuyos trabajos se refleje tanto la vitalidad como la belleza; siguiendo la línea tradicional, hay quienes aun pintan flores, caracoles y hermosos paisajes, mientras otros buscan líneas mínimas de expresión mediante instalaciones, esculturas u objetos encontrados que —muchas veces— poco dicen al espectador.
¿Es posible encontrar esa maravillosa obra vital y bella? A esto contesta Herbert Read: “Podemos imaginarnos una obra de arte ideal en la que la vitalidad y la belleza estén plenamente presentes y perfectamente equilibradas; tal vez se vivía este momento al pintarse el bisonte de Altamira”.
Consultas:
Bozai, V. Historia de las ideas estéticas en Conocer el arte no. 16.
Ibeas, J. (1999). El arte del siglo XX. México: Plaza y Janes.Read, H. (1955). Imagen e idea. México: FCE
Epitafio...
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Veo mi cuerpo quemado entre mis manos, puedo sentir mis huesos, desde
afuera. Por vez primera tendré que decidir qué hacer conmigo, yo y no los
demás o la ...
11 years ago
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