“Siempre ha habido ricos y pobres, y siempre los habrá…”
La historia de Juan Pérez es la de México, la de casi sesenta millones de pobres. A través de homenajes a Tin Tan, parodias de escenas clásicas del cine de Chaplin y alusiones a películas como Nosotros los pobres, Luis Estrada crea una tragicomedia de humor, en ciertos momentos, negro; en la cual se muestra la tristeza de espíritu, la corrupción del corazón y la “filosofía” del chingaos los unos a los otros, imperantes en nuestro país.
En un México de edificios gubernamentales ultramodernos y casitas de lámina escondidas entre ellos; en donde el discurso es uno y la realidad otra, el “Pinche Pérez” (Damián Alcázar), un borrachito vagabundo con sueños de progreso, es llevado por accidente a una extraña situación en la que pone en riesgo la estabilidad de la nación y, principalmente, la carrera del ministro Lascurain (Antonio Serrano) quien, junto con sus asesores (José María Yazpik, Plutarco Haza y Raúl Méndez) decide, ante la imposibilidad de terminar con la pobreza, acabar con los pobres.
La injusticia, la falta de opciones y la profunda convicción de que su jodido estado de miseria se debe no a “la voluntad de Dios”, sino a “la bola de hijos de la chingada que manejan el mundo” y “las cosas no tienen porqué ser así siempre”, llevan a Pérez, Rosita (Cecilia Suárez) y sus compadres (Ernesto Gómez Cruz, Jesús Ochoa y Silverio Palacios) a concluir, tristemente, que: “Un día como ricos es mejor que una vida de pobres”. La única conciencia que tienen, la de la supervivencia, los impulsa a hacer lo que sea necesario para vivir esas maravillosas veinticuatro horas.
Epitafio...
-
Veo mi cuerpo quemado entre mis manos, puedo sentir mis huesos, desde
afuera. Por vez primera tendré que decidir qué hacer conmigo, yo y no los
demás o la ...
11 years ago
No comments:
Post a Comment