4.6.07

Ausencia surrealista.

A Remedios Varo, a todos mis muertos. Por sus imágenes y la fantasía con la que me llenó en la adolescencia.

Sos mi Benjamín Peret
Yo vuestra pequeña Varo
Tú, subversivo y reaccionario bajo un disfraz burgués
Mua, minúscula, frágil, vistiéndome de diamantina
Dos niños perdidos
Atrapados en la copa de un sombrero
Masculino él, sin saber que ama
Femenina ella, no distingue realidad de fantasía.

Logicofobista se niega a entender
El surrealismo de tenerte sin tenerte
Cuando entre sueños de redes cibernéticas
Navegas junto a ella.

Dulces Remedios los que me da tu presencia callada
Hilar la luna con dedos de seda
Y con su luz dar vida a las aves
Garabateadas con las uñas sobre papel estraza.

Notar esa ausencia tuya, hiperrealista
Al visitar a mi abuela en domingo
Y encontrar entre sus piernas una mariposa dorada
Saltar con Ángela sobre el piso de colores
Obtener la música de tu silencio
Más tarde, filosofar con la niña
De seis años y zapatillas rosadas
Sobre el dolor, las muertes, las despedidas.

Atisbar en todo la palabra poesía
Salir y, con la barba y el bigote,
Atracar el amor
Y monociclar en ellos
Caer en la cuenta que la calle de tus infancias,
Llena de viejos columpios tristes,
Tiene nombre de mujer poeta.


5 comments:

Todos tus muertos said...

Siempre me ragalas un verso bueno, o dos o tres...:

"Caer en la cuenta que la calle de tus infancias,
Llena de viejos columpios tristes,
Tiene nombre de mujer poeta"

mAgA LaLaLa said...

Y es en serio. El domingo despues de que hablamos, mi mamá me amenazo con llevarme al Seguro social, y lo hizo. Cuando llegamos a urgencias ya no sentía nada. Fuimos a visitar a mi abuela — quien dice que me amenacen asi cada vez que aparezcan las dos gladiadoras esas en mi panza— y me di cuenta de eso: la primer casita donde viví, la que construyeron mis padres con sus manos, esta ubicada en el cañon Rosario Castellanos, jeje. Ah! Los columpios estan en la casa de mi tía, justo a un lado, y tienen una vista!!! Jaja... ni cómo contarlo.

Todos tus muertos said...

Y yo que pensaba que todo lo que escribías eran puras imaginerías. Y si a lo a mejor tu infancia es una imaginería. No, no, mejor: y si tus padres son una imaginería. O si tú misma eres una imaginería. ¿Lo has pensado? La gastritis, las habichuelas tristes (¿así se escribe habichuelas?)estas mis letras tristes son una imaginería.

Quiero escribir una novela, pero no sé cómo empezar, ni de qué hablará, mucho menos he pensado el final; pero quiero escribir una novela y pasearme con ella por las calles,mostrársela al oficial de tránsito cuando me pida mi licencia de conducir, pagar con ella en el mercado, que todos me vean con extrañeza, sentirme un semi-dios estaría chingón. Lo malo es que no sé cómo hacerlo. ¿Ahora qué hago? Ciao.

mAgA LaLaLa said...

Jaja. Hace tiempo, un diecinueve de marzo, comencé una novela. Luego, unos de sus personajes, al que le gustaba disfrazarse de actor secundario —pero que se sabía, en el fondo, el protagonista— me dijo que debería escribir esa anécdota.

Yo lo habría hecho con mucho gusto pero, despues de semanas y semanas de pensar, llegué a la conclusión de que no hay conclusión. No conozco el final. Mis desenlaces siempre son tristes, solitarios. Así que me rehuso. Para escribir esa clase de historias se necesita de dos.

Así que tené cuidado con vuestros deseos. ¡Saluditos!

Neural Crash said...

Bello el poema túrrealista ^_^