Una embarradita sobre el Impresionismo
Ciertas cátedras sobre arte podrían muy bien titularse como Historia del ojo —recordando cierta famosa novela del francés Georges Bataille. No es casualidad que para Marx el ojo no haya sido siempre humano, sino que adquirió esta característica a través del tiempo y la práctica; afirma éste en sus Manuscritos económico-filosóficos de 1844: “La formación de los cinco sentidos es la obra de toda la historia universal anterior”[1], es decir, una de las funciones estelares del arte es la de renovar los sentidos incesantemente, crear nuevas categorías, palabras, hacer frente a la anestesia aplicada por las intensas jornadas de trabajo, dibujar nuevas metáforas que nos hagan entender al mundo. Para el dramaturgo alemán Bertoldt Brecht, “la obra de arte enseña a observar exactamente, esto es de manera profunda, amplia y grata no sólo el objeto que ella modela, sino también otros objetos. Enseña a observar en general”[2].
La aparición de la fotografía —una nueva “manera de mirar”— dilató pupilas y despertó retinas, trayendo consigo el nacimiento de una nueva tendencia pictórica, el Impresionismo. La historia de esta etapa artística surge en medio del rechazo por la obra de tres decenas de artistas, en su mayoría franceses, quienes, en 1874, decidieron montar una exposición independiente a la del Salón oficial. Entre ellos, se encontraba Claude Monet, el más consistente de sus miembros y por cuya obra —Impresión, sol naciente— Louis Leroy designo peyorativamente al grupo.
Impresión, sol naciente, un óleo de 48 x 63.5 cm. que representa el nacimiento del astro rojizo, elevándose por encima del horizonte marítimo, tiene como único objeto, en el primer plano, una oscura barca y un navegante y, al fondo, varias embarcaciones apenas visibles por la bruma de colores evanescentes y trazos difuminados. La imagen es la suma de “toscos” brochazos del pintor en suaves azules y brillantes naranjas totalmente contrastantes, matices que el observador común no encuentra cotidianamente a su alrededor. Es por esto que para Paul Cézanne, “Monet no es más que un ojo, pero […] qué ojo”[3], su función en la historia del gusto es innegable. Resulta risible recordar que apenas hace ciento veinte años Albert Wolff, en Le Fígaro, se refería a estos artistas como: “cinco o seis lunáticos —entre ellos una mujer— un grupo de infortunadas criaturas afligidos por la ambiciosa manía de reunirse para exhibir sus trabajos... Es un aterrador espectáculo de vanidad humana llevada hasta el punto de la locura…”[4]; ahora esos lienzos —a los que se les reclamaba el mostrar árboles violeta, cielos del color de la mantequilla fresca y torsos femeninos con la apariencia de una masa de carne en proceso de descomposición— penden sobre los muros de exquisitas mansiones y museos europeos.
Como un sol que nace y muere cada día, el ojo abre y cierra sus puertas cada noche, el nuevo gusto deviene en paradigma y lo que el verdadero artista —ese meticuloso y paciente vouyeur del mundo— hace es no permitir que cada percepción y sensación de nuestro cuerpo —y no únicamente el ojo, he ahí un error de la historia, concentrarse de manera fundamental en uno solo de nuestros sentidos— se estanquen, sino que prosigan su movimiento, que continúen la fiesta de las impresiones.
[1] En Sánchez, A. (comp.). (1972). Textos de estética y teoría del arte. México: UNAM, Lecturas universitarias 14. Pp. 35.
[2] Ibíd. Pp. 112.
[3] En Triado, J. (coord.). (2001). Monet. España: Susaeta. Genios de la pintura. Pp. 95.
[4] En Wechsler, H. (1953). French Impressionists. Estados Unidos: Harry N. Abrahams. Pocket library of great art. La dizque traducción es mía, oops...
Epitafio...
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Veo mi cuerpo quemado entre mis manos, puedo sentir mis huesos, desde
afuera. Por vez primera tendré que decidir qué hacer conmigo, yo y no los
demás o la ...
11 years ago
7 comments:
´Me gustaría que escribieras más y más rápido. Pero, claro, no eres mi obrero a cargo. Gracias por ir llenando mis vacíos de ignorancia.
Y yo escribiendo poemitas de gargajo, chale.
Oye, de dónde sacas esos libros, ya abrieron la biblio? Qué chilo!!!
Tenia rato que no checaba este blog... la verdad no se... me gustaria poder apreciar el arte como si fuese una mera impresion... pero me parece que hay algo en todo lo que el resto de los mortales considera arte, que no "se" apreciar ese arte... es decir, no creo que el arte sea como las matematicas, con metodos y tecnicas especifas que hay que ir memorizando como si fuesen una formula para resolver una ecuacion diferencial de primer grado... pienso que debe haber algo mas sublime o elevado para poder apreciar el arte, y creo, dicho caracter magico no puede ser comun a todo ser humano... ¿es que acaso un ciego no tiene derecho a apreciar una pintura?
Acabo de leer una entrada del aharon sobre el infrarrealismo y su relacion con el "arte"... creo que me despejo algunas dudas.
Señor Evangelista:
Claro que un ciego tiene derecho a apreciar la pintura (pero como???, que alguien me explique!!!). A eso me referia al decir que la historia —y el arte— se han ocupado de masiado de la mirada en si, aunque a mi parecer, con mirada nos podemos referir a la observacion en general y con ello al uso de todos nuestros sentidos.
Vos no conoces mi historia muy bien, jaja, pero antes de escribir un tiempo quise ser artista, de esas que revolucionan las formas de percibir. Para esto trate de trabajar en forma colectiva con artistas de otras disciplinas, abarcar todos los sentidos, aquello —ah! cuanto tiempo! jaja!— se llamaba antisoma, pero nomas no resulto y me enfade y... es largo de contar.
Me encantaria saber que los ciegos puedan percibir la pintura, y si no es posible, pues hay otras mil formas de expresion artistica. Y bueno, no se porque piensas que no puedes apreciar el arte, en el momento en el que una palabra o una imagen te provocan algo ya lo estas haciendo.
Tal vez no, necesariamente, se necesita educacion, sino voluntad y paciencia, jaja, ahi te la dejo de tarea. Y el manifiesto infrarrealista si esta bien chingon, ya lo habia leido y yo creo que forma parte de mi capital ideologico al escribir, jaja, solo que no lo he aplicado muy bien aun.
Saludos!
Señor poeta:
Lamento decirle que no se si la biblioteca universitaria ya se encuentra abierta. Yo tambien quisiera, a veces me entran dudas y ah!!!
En realidad todas las fuentes que he estado utilizando durante estas vacaciones forman parte de mi biblioteca personal. Ya esta grandecita mi paralelepipedera, por algo hace unos meses estuvo a punto de asesinarme, jaja.
Y que mal, jaja, pero me cuesta trabajo escribir rapido, ya te lo habia explicado, y ademas me hace falta tiempo, ya sabes que me gusta documentarme y todo eso —me acuerdo cuendo me preguntaste que si todo lo que escribia eran puras ocurrencias—, ademas el trabajo, los amigos, ah... jaja, qué le haré. Ya que me mantenga el gobierno, a ver si la cosa cambia, jaja.
Ni modo mi maga, estaremos esperando a cuenta gotas. Oye, por qué no hacemos arte en la calle o algo así, con tu ingenio, con la tristeza del evangelista y con mi poca cosa, no sé, a lo mejor y desquiciámos a la ciudad. O tal vez, el antisoma resurja, bueno, sólo era una idea (idea se parece a la palabra día, no me había fijado).
Ya sé lo que quiero ser en mi vida de paria: Un bombero.
Apagar incendios de casas y fabriquitas, tengo que entrar de voluntario, ya investigué, espero no perder vuestros respetos.
Y, luego, por las noches incendiar las hojas blancas.
Es en serio lo de bombear, ya me harté de tanta solemnidad y protocolo, ay sí, el lic. Guácala. Saludos
Pos si, taria bien, ahi me avisa.
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