16.10.07

Hamlet

Shakespeare querría matarme. Pero no creo que aún tenga manos para hacerlo. A menos que como el rey Hamlet vague por las noches y sufra su tormento de día. Aún así, Hamlet, el filme de Michael Almereyda, supera el guión del dramaturgo inglés.

Ya creé expectativa ¿No? Ahora, permíteme explicarme. En realidad no se trata de que una cosa supere a la otra. Pero el libreto de Shakespeare es simplemente eso, un libreto. No da detalles. no hay olores, no hay miradas, no hay amor en los rostros, ni desesperación, ni demasiada lujuria (en la película, Gertrudis, la Reina, resulta odiosa, casi hasta su último momento de vida)...

La adaptación de un libreto teatral al formato cinematográfico ofrece la ventaja de permitirle mayores libertades al director, no está presente esa piedra de molino que nos puede llevar atados hasta el fondo del mar, llamada novela. En la mayoría de los casos las novelas son descriptivas. Las novelas son microscopios de la vida. Las novelas nos sirven para conocer las poros de nuestra piel y nuestras pasiones.

Es posible decir que mientras en las novelas se cimienta nuestra relación con la historia a través de un primer nivel de comunicación —es decir lo que percibimos exteriormente: formas de vestir, gestos, movimientos, colores—, en un libreto esto se omite para únicamente plantearnos una historia a través de lo que el Colegio Invisible denomina nivel dos de la comunicación —que es en sí la palabra escrita y hablada, los gestos significativos, es decir, aquéllo que realizamos voluntariamente en un afán comunicativo. El resto del trabajo corresponde al teatro, a la puesta en escena. ¿Y qué es el cine sino una puesta en escena bien planeada y con una vida mucho menos efímera que el teatro?

Nueva York es el lugar del acción, año 2000. El padre de Hamlet, un joven cineasta, ha muerto y apenas dos meses después, su madre, Gertrudis, se casa con Claudio, quien antes fuera su cuñado. En las oficinas de la Denmark Co. aparece por las noches el fantasma del Rey Hamlet. Hamlet —hijo— recibe la revelación del espectro: fue asesinado por su hermano para arrebatarle todo. Hamlet debe tomar venganza.

Con una impecable permanencia de los diálogos de la obra clásica, la película se antoja poema. Es de verdad un poema visual en el que se conjugan los colores, la música y las actuaciones. Como todo poema bien hecho, es absurdo. "Mi Lord", "mi Rey", "mi Reina", se dirigen los personajes a los protagonistas y uno se pregunta entonces a qué se debe el uso de esos títulos en unos simples magnates que, como otros tantos, habitan algún penthouse de Nueva York. Los intrincados diálogos de la época isabelina resultan también extraños —si lo racionalizamos— en un ambiente neoyorquino, lleno de modernidad, en el que estos se llevan a cabo a través de telefonos y faxes, pero, insisto, se trata de un poema visual, que simplemente se debe disfrutar.

Un punto interesante es el énfasis en el romance entre Hamlet y Ofelia, que Shakespeare únicamente nos sugiere y en el filme ésta es una realidad concreta y se convierte en hilo conductor importante. También los son el uso de las cámaras de seguridad en los momentos en que los actores de teatro debieran dirigirse al público y el clásico soliloquio de "Ser o no ser", que se desarrolla dentro de un Blockbuster, mientras detrás del protagonista se proyecta "El cuervo 2" (con Johnny Deep) y aparece reiterativamente, a través de la imagen de Hamlet con una pistola en la sien: ¿Ser o no ser? Y cobra importancia el dilema.

Definitivamente los realizadores de ésta película supieron capturar la esencia de esta historia y adaptarla a nuestros tiempos. No fue necesario mantener la época o el lugar originales, sino entender y plasmar —esa escena del desordenado cuarto de Hamlet es pura, pura depresión, ¡amarilla chillante!—el carácter psicológico de cada uno de los personajes que, ya desde Shakespeare es rico en dilemas para, exagerando hasta el máximo la paranoia, dotarlos de una palpable tridimensionalidad.

"Y el resto es silencio", es su último diálogo, hermoso como su enfermedad. Hermoso como la tristeza.

Título: "Ser o no Ser” (Hamlet).
Dirección y adaptación: Michael Almereyda.
Elenco: Ethan Hawke, Kyle Maclachlan, Bill Murray, Sam Shepard, Julia Stile, Diane Venora, Live Schreiber, Karl Geary, entre otros.

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